Autor: Begoña Cuenca Alcaine
Pueden existir múltiples motivaciones detrás de la decisión de adoptar a un niño: desde el deseo de completar la familia tras comprobar tristemente la imposibilidad de tener hijos propios hasta la ilusión por criar y ver crecer a un nuevo hijo después de que los propios ya se han marchado de casa.
No obstante, todas ellas tienen un elemento común de gran valor: el deseo de cuidar a una persona y verla crecer, en muchos casos sacándola de entornos sin esperanzas ni oportunidades a su alcance.
La decisión de sumar un nuevo miembro a la familia
Valorar la posibilidad de adoptar a un niño no es algo que pueda tomarse a la ligera. A fin de cuentas, se trata de una opción que implica un largo camino que podría verse jalonado por dificultades y desafíos. Y éstos también deben tenerse en cuenta.
Las Agencias encargadas de tramitar la adopción evaluarán la idoneidad de sus solicitantes como padres potenciales, así como su capacidad económica; y ello con el objetivo de determinar su aptitud para proporcionar al niño un entorno seguro y estable.
Debe valorarse también que se trata de un proceso que supone un considerable desembolso económico, incluso antes de que el niño sea entregado.
Cuestiones a tener en cuenta
A la hora de adoptar deben considerarse diversos aspectos: el lugar de procedencia del niño, la edad que se desearía que tuviera (en su mayoría suelen instarse solicitudes de adopción para pequeños de corta edad), su sexo o su raza.
Existe, pues, una amplia variedad de opciones, por lo que las decisiones y disyuntivas que se presentan no suelen ser sencillas. Es preciso leer numerosa documentación y revisar multitud de fotos antes de dar con el niño o la niña ideal.
Uno de los elementos más fundamentales sería la elección de la Agencia de Adopción que se encargara de la tramitación del proceso. Elegir una con la suficiente experiencia y reputación sería indispensable para asegurar una tramitación sin sobresaltos indeseables.
Un proceso de examen, en el que puede resultar muy útil la valoración de otras parejas a través de Internet, puede ser la solución idónea para resolver la cuestión sobre dicha elección.
En relación con ello, es preciso que tengas en cuenta que la mayor parte de los países y Convenios Internacionales cierran la posibilidad a la adopción de niños provenientes de lugares en situación de conflicto o de catástrofe natural, precisamente porque la incertidumbre y la falta de seguridad podrían hacer que se entregaran pequeños no huérfanos, quedando atrás sus padres biológicos.
Ese es otro motivo por el que deberías extremar la precaución a la hora de escoger a tu Agencia.
Conclusiones
Si afrontas este proceso de estas características con ilusión, no importa lo difícil que pueda llegar a resultar o los sinsabores que pudiera deparar. Con toda seguridad la sonrisa de ese nuevo miembro de tu familia hará que todo haya merecido la pena.
A partir de entonces te corresponderá criarlo y educarlo como propio, enseñándole los valores y las normas de vuestra familia y, eso sí, asegurándote de que siempre tenga presentes sus propias raíces culturales. En el futuro lo agradecerá.
Begoña Cuenca Alcaine
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Sobre el Autor
Abogada especialista en Derecho Matrimonial Familiar y en la resolución de conflictos matrimoniales.
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